Durante el fin de semana, cientos de manifestantes salieron a las calles de Los Ángeles en protesta contra las redadas migratorias del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE), en una respuesta calificada como "violenta" por las autoridades. Las tensiones culminaron con al menos 56 detenciones, incluyendo ataques a agentes y bloqueo de autopistas, y algunos vehículos incendiados, lo que elevó considerablemente la tensión social en la ciudad.
Gustavo Bulgach, músico argentino residente en Los Ángeles, dialogó con el equipo de Creer o reventar y subrayó que la escena vivida en la ciudad refleja una profunda fractura social. Los operativos contra inmigrantes provocaron no solo indignación, sino también temor generalizado en zonas con fuerte presencia latina, exacerbado por una militarización urbana que convierte a la metrópolis en escenario de una pulseada política directa.
"Lo que está ocurriendo estos últimos cuatro días es una movilización increíble. Hubo manifestaciones muy populares, donde había una tensión entre el ICE y los inmigrantes. Los movimientos de protestas continúan y van a continuar. No se vivió nunca esta situación, es muy preocupante", expresó.
Las redadas, realizadas el viernes en distintos barrios y centros de trabajo —el ICE detuvo al menos a 44 adultos— fueron ejecutadas con órdenes judiciales y dieron lugar a enfrentamientos en Westlake, el centro y cercanías del Metropolitano Detention Center. Durante las protestas, la policía declaró "asamblea ilegal", dispersando a la multitud con gases lacrimógenos, balas de goma y granadas aturdidoras. El despliegue incluyó la intervención de la Patrulla de Caminos y agentes antidisturbios del LAPD.
"No creo que se calmen las protestas. Mientras estén las fuerzas federales, van a estar las protestas", consideró Bulgach.
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, respondió desplegando más de 2.000 efectivos de la Guardia Nacional y 700 infantes de Marina, una medida cuestionada por autoridades locales como el gobernador Gavin Newsom, que la calificaron de violación constitucional, y por la alcaldesa Karen Bass, quien denunció el uso excesivo de la fuerza.
Esta fuerte presencia militar modifica el paisaje urbano y genera un estado de alerta constante, sobre todo en comunidades inmigrantes.
